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A veces tenemos dificultades que nos hacen tener una visión más negativa de la vida, pero la verdad es que no es tan complicado y eso es lo bueno, ya que al ser dificil nos esforzamos más en lo que queremos y aprendemos más, es bueno aprender de todo y de todos, porque alcanzamos un mayor conocimiento. A veces tenemos un problema que nos provoca pánico y no sabemos como afrontarlo pero en ese momento reaccionamos y a veces nos equivocaremos pero acuerdate siempre que una dificultad es una oportunidad para afrontarla con decisiones claras y si nos cuesta superarlas tendremos que esforzarnos el doble o el triple, lo más importante es ”NUNCA RENDIRSE”. Siempre luchas por lo que queremos, porque si no las cosas se van y nos damos cuenta que se van cuándo la perdemos, quizas va a ser muy tarde para recuperarlo o quizas la vida te de otra oportunidad, pero si se va, buscala y encuetra lo que quieres siempre con perseverancia ya que no todo viene de un día para otro, hay cosas que quizas lleguen despues de mucho tiempo, pero para reducir ese tiempo tienes que esforzarte más, como dice esta frase ”SEGÚN TU ESFUERZO VENDRÁN TUS FRUTOS” y es verdad que esa frase tiene mucho sentido, porque si no te esfuerzas y solo deseas algo lo mas problable es que no te llegue. También hay otra frase que dice ”EL QUE LA BUSCA LA ENCUENTRA’‘ con esto se refierén a que si buscas lo que deseas y lo encuentras se hace realidad.
A veces tenemos algunas ideas locas, pero las ideas locas según mi punto de vista son buenas, siempre es beneficioso pensar de manera nueva e innovadora . El nunca rendirse es la base de tu exíto, esa es la mentalidad de un campeón, un campeón no solo piensa en ganar si no piensa en autosuperarse.
Siempre que tengamos una dificultad afrontemosla bien, no nos rindamos, luchemos hasta superarlo, no importa que fracases 100 veces pero lo que cuenta es que aprendas y te superes hasta encontrar el buen camino.
Esta sección va dedicada a aquellos que nunca se rindieron y que dieron forma a sus projectos como búsquedad para una paz duradera y para mejorar el mundo.
“No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar las velas para llegar a mi destino” (James Dean)
Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a parar a un pequeño claro de la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo, esperando la mejor ocasión para desarrollarse y convertirse en un precioso árbol.
Pero cuando la primera de aquellas semillas comenzó a germinar, descubrieron que no sería tarea fácil. Precisamente en aquel pequeño claro vivía un grupo de monos, y los más pequeños se divertían arrojando plátanos a cualquier planta que vieran crecer. De esa forma se divertían, aprendían a lanzar plátanos, y mantenían el claro libre de vegetación.
Aquella primera semilla se llevó un platanazo de tal calibre, que quedó casi partida por la mitad. Y cuando contó a las demás amigas su desgracia, todas estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería esperar sin crecer a que aquel grupo de monos cambiara su residencia.
Todas, menos una, que pensaba que al menos debía intentarlo. Y cuando lo intentó, recibió su platanazo, que la dejó doblada por la mitad. Las demás semillas su unieron para pedirle que dejara de intentarlo, pero aquella semillita estaba completamente decidida a convertirse en un árbol, y una y otra vez volvía a intentar crecer. Con cada nueva ocasión, los pequeños monos pudieron ajustar un poco más su puntería gracias a nuestra pequeña plantita, que volvía a quedar doblada.
Pero la semillita no se rindió. Con cada nuevo platanazo lo intentaba con más fuerza, a pesar de que sus compañeras le suplicaban que dejase de hacerlo y esperase a que no hubiera peligro. Y así, durante días, semanas y meses, la plantita sufrió el ataque de los monos que trataban de parar su crecimiento, doblándola siempre por la mitad. Sólo algunos días conseguía evitar todos los plátanos, pero al día siguiente, algún otro mono acertaba, y todo volvía a empezar.
Hasta que un día no se dobló. Recibió un platanazo, y luego otro, y luego otro más, y con ninguno de ellos llegó a doblarse la joven planta. Y es que había recibido tantos golpes, y se había doblado tantas veces, que estaba llena de duros nudos y cicatrices que la hacían crecer y desarrollarse más fuertemente que el resto de semillas. Así, su fino tronco se fue haciendo más grueso y resistente, hasta superar el impacto de un plátano. Y para entonces, era ya tan fuerte, que los pequeños monos no pudieron tampoco arrancar la plantita con las manos. Y allí continuó, creciendo, creciendo y creciendo.
Y, gracias a la extraordinaria fuerza de su tronco, pudo seguir superando todas las dificultades, hasta convertirse en el más majestuoso árbol de la selva. Mientras, sus compañeras seguían ocultas en en el suelo. Y seguían como siempre, esperando que aquellos terroríficos monos abandonaran el lugar, sin saber que precisamente esos monos eran los únicos capaces de fortalecer sus troncos a base de platanazos, para prepararlos para todos los problemas que encontrarían durante su crecimiento.