No estabas allí
Gandhi,el lider espiritual de los hindúes poseía una bondad increible con todos.
Muchas de sus historias hablan de este detalle.
Pero el siguiente episodio es diferente: uno de
sus discípulos sentía celos y quería matarlo.
Un día el maestro estaba paseando y reflexionando
por un camino solitario. Desde la cima de una colina cercana,
el traidor que lo acechaba le tiró una piedra grande que hizo
rodar por la ladera. Por fortuna la piedra se
trabó con un árbol y se detuvo antes de dar en
el blanco.
Desde la distancia, Gandhi reconoció a su
agresor pero no dijo nada y tampoco contó a
nadie lo sucedido ese día.
Mucho después se cruzaron los mismos dos
hombres y Gandhi, sin vacilar, procedió a
saludarlo con alegría y respeto. El hombre le
preguntó muy sorprendido si no estaba enojado
con él. Gandhi le respondió que no.
—Maestro, ¿puede decirme por qué no le ha
dicho nada a nadie, y cómo ha hecho para no
enojarse conmigo ahora mismo?
—Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni
yo soy ya el que estaba allí cuando me fue
arrojada.
Una primera lectura sugiere que uno puede
cambiar de una época a otra. “Nadie se baña
dos veces en el mismo río”, como dijo Heráclito.
Si es así, ¿no será mejor empezar por creer que los
sentimientos han cambiado de un periodo a otro,
y que otros sentimientos, empezando por el
perdón, pueden mantener el corazón lleno de
luz?