Las manifestaciones en Túnez y en Egipto, junto con los casos de Wikileaks y de Anonymous, vienen a confirmar que la Red puede ser la herramienta crucial para la construcción de un mundo más ético y justo
Wikileaks ha supuesto un duro golpe al modo de hacer tradicional de la política internacional; quizás insuficiente todavía, pero un duro golpe al fin y al cabo, que va a hacer que los políticos del “viejo mundo” se replanteen las cosas a partir de aquí.
Anonymous, por otra parte, se ha destapado como una vanguardia de la sociedad civil silenciosa y —como su mismo nombre predica— anónima que, a través de Internet, están haciendo oír su voz y sus protestas frente a los desmanes de los poderes políticos o económicos.
Y, ahora, los acontecimientos de Túnez y de Egipto (y Yemen está llamando ya a las puertas) están confirmando el hecho de que Internet está llamado a ser el vehículo mediante el cual la sociedad civil planetaria comienza a organizarse frente a todas esas huestes del viejo mundo compuestas por políticos y financieros sin escrúpulos o, al menos, por decirlo suavemente, de bajo perfil ético.
Las manifestaciones en Túnez y en Egipto, que pretenden echar del poder a unos personajes que se vienen autoperpetuando en sus cargos desde hace 23 y 30 años respectivamente, se han organizado a través de las redes sociales. Cómo será el asunto que en Egipto han terminado bloqueando el acceso a Twitter, aunque no han podido hacer lo mismo con Facebook.
De todos modos, aunque bloquearan también Facebook, la Red, Internet, es una fuente de libre información tan gigantesca que poco van a poder hacer para impedir que la sociedad civil desvele los desmanes de los poderosos, y se organice y se movilice para atajar tanta desvergüenza.
No cabe duda ya de que Internet es la gran herramienta de la sociedad civil que desea que las cosas en nuestro planeta discurran de otra manera, al menos de una forma más ética y justa. Pero eso también quiere decir que “los poderosos”, aquellos que controlan los hilos políticos y económicos de esta sufriente humanidad, van a escurrirse los sesos para conseguir poner coto a esa pradera sin vallas ni alambradas que es hasta ahora la Red.
Lo van a intentar, qué duda cabe, y lo van a intentar con todo tipo de recursos: legales, tecnológicos o, incluso, psicológicos… Muchos dicen que jamás podrán ponerle paredes al prado, que es imposible controlar tantos millones de páginas, de portales, de redes como coexisten en Internet.
Pero convendrá que desde la sociedad civil no bajemos la guardia. Y convendrá estar atentos para movilizarnos, en la red o en la calle, frente a cualquier iniciativa política que pretenda cortarle las alas a ese lugar de unión y de encuentro donde tantos “humanitos” de a pie (2.000 millones ya, según una reciente información, casi la tercera parte de la humanidad) nos encontramos y nos comunicamos.
La humanidad, esa sociedad planetaria que ahora se despereza en la aurora de un nuevo mundo, va a necesitar de esta herramienta no-violenta de un modo que puede ser crucial para nuestro futuro. Porque, mientras Internet siga siendo un campo de libre expresión y de libertad de información, el Gran Hermano que los Amos del Mundo nos quieren encajar siempre tendrá su caballo de Troya.
Grian, director del Proyecto Avalon, en su blog Guerreros del Arcoiris
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